Pocas han sido las veces que me he detenido a hablar de mi sentimiento hacia usted, muchas cosas que no se dicen pero se saben.
Lo mas intimo que nos hemos dicho ha sido que nos queremos pero la intimidad esta dentro de nuestras vivencias juntas.
Todas las risas y travesuras que me incitaba a hacer de niña, ser mi espacio libre fuera de las reglas de mi casa y permitirme llevar una infancia llena de juegos, risas, vagancias y comida rica.
Recuerdo mucho cuando de niña sentía que era un bruja, no una mala, solo sentí que dentro de su hogar había tanta magia, los cuartos llenos de plantas, la alacena igual.
Las maneras mágica de curar el cuerpo con té de hierbas, colocando verduras en zonas estratégicas del cuerpo y creo recordar una limpia con un huevo.
Siempre sentí que el cuarto en el que usted dormía antes de que mi abuelo falleciera tenia una aura dorada, entraba ahí y me sentía tranquila, plena y libre.
Que bonitas nuestras sesiones de estiramiento y ejercicios aeróbicos por las mañanas cuando me quedaba a dormir en su casa, los rezos y cantos que en contra de mis imposiciones ateas me hacia cantar y yo lo disfrutaba, porque se que su intención nunca fue el adoctrinamiento si no enseñarme y compartir conmigo algo que a usted le brindaba paz, que bonita demostración de afecto es compartir.
Veo el paso del tiempo en sus arrugas, en sus manos, pero sigue siendo igual, sigue llena de magia.
Mi abuela es una bruja, la amo.